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Aunque escribo este post solo un año y medio después de haber dado por finalizado nuestro viaje, hemos vivido este periodo con tal intensidad que me parece que hace mucho más.

Cuatro por el mundo - Un nuevo proyecto

Este post está pensado sobre todo para los recién llegados al Blog. Para aquellos que nos han encontrado después de que el viaje terminara en Julio de 2016.

Esperamos que toda la información que hemos volcado en esta web, te sirva de algo y hayamos aportado nuestro granito de arena a que te lances a perseguir tus sueños.

Nosotros conseguimos  vivir el nuestro, viajando por el mundo durante tres años en nuestra autocaravana y a la vuelta, Elena y los pekes se reintegraron a la vida "normal", pero yo no.

¿Te has parado a pensar qué pasa con un sueño cuando lo has conseguido?

Pues que sientes un tremendo vacío que solo se puede llenar con el siguiente sueño. Y ahora viene cuando te cuento a qué me dedico ahora:

En mi caso, el siguiente sueño empezó a asomar cuando todavía estábamos por Sudamérica. Mientras conducía por la ruta 25 camino de Bariloche, tuvo lugar una especie de embarazo mental en el que di a luz un par de mellizos imaginarios. Se llamaron Txano y Óscar y aparecieron por mi cabeza de repente y sin avisar.

Ruta 25 hacia Bariloche

Al principio, Txano y Óscar estaban solos. Una pequeña semilla que sembrar para empezar a crear mi nuevo proyecto de vida. Mi próximo sueño.

Al principio no le hablé a la familia de ellos.

Tan solo me puse a llenar el universo de estos dos hermanos con el resto de personajes necesarios, a crear tramas, a buscar escenarios...

Y cuando todo eso ocupaba ya unas cuantas páginas, me puse a escribir y en un mes y medio conseguí terminar la primera historia y la probé con el único público disponible, nuestros hijos.

A los pekes les encantó, aunque tenía claro que no eran un público demasiado objetivo.

La primera podía ser suerte. Tenía que seguir adelante y acabar la segunda historia.

Y la terminé y también les gustó.

Escribí una tercera y ahí ya decidí que le iba a dar una oportunidad a mi nuevo sueño y le escribí a Patricia para proponerle el proyecto.

No me hizo falta mucho para convencerla porque enseguida se enamoró de la idea y se puso a diseñar el universo gráfico de la serie. Desde que Patricia se unió al equipo, mis personajes empezaron a tener cara y a partir de ese momento, cuando me ponía  crear nuevas aventuras, me los imaginaba tal y como ella los había dibujado.

Personajes de Txano y Óscar

Y así fue como nació "Las aventuras de Txano y Óscar", una colección de libros infantiles ilustrados para niños a partir de 7 años.

En ese momento, mi familia y yo todavía estábamos de viaje, pero seguí escribiendo mientras Patricia avanzaba con los diseños de los personajes y la línea gráfica de la colección.

Cuando en Julio de 2016 terminamos el viaje, nos pusimos a trabajar a tope para convertir nuestro sueño en realidad y en el momento en que escribo estas líneas, tenemos dos libros disponibles y estamos trabajando en el tercero.

Uno de las particularidades de nuestra colección es que aplicamos el modelo freemium a la literatura infantil y ofrecemos los dos primeros libros totalmente GRATIS en digital desde la web de la colección: www.txanoyoscar.com

Los dos primeros libros de Txano y Óscar

Si tienes hijos o hijas entre 6 y 12 años esto te puede interesar porque te permite hojear nuestro trabajo y ofrecerselo a tu hijo o hija para ver si le gusta sin necesidad de gastar dinero.

No es este el lugar para hablarte más de Txano y Óscar, pero si quieres más información o simplemente quieres seguirme en esta nueva etapa, puedes encontrarme en www.txanoyoscar.com

Un gran abrazo de este soñador.

Julio. 

posted by Julio

Aunque parecía que no iba a llegar nunca, todo llega y nuestra tercera etapa está por fin en marcha.

Cuatro por el mundo cabalga de nuevo ;-)

Después de nuestro particular “vía crucis” en Guayaquil que os contamos en la crónica anterior, la Laika dejo Ecuador antes de lo previsto y la fecha esperada de llegada a Rotterdam era el 16 de octubre.

Preparé el viaje junto con un amigo y después de algunas vueltas por Rotterdam resolviendo papeleos, teníamos la caravana fuera del puerto y lista para volver a casa. Esta vez la travesía atlántica había sido en la cubierta de un carguero sobre una plataforma Flat Rack y la pobre había sufrido bastante más que en el viaje anterior en que la mandamos a Montevideo en un buque RoRo. (En breve voy a preparar un post dedicado especialmente a esto del transporte marítimo porque es uno de los temas que más nos consultan)

Aparte del salitre y la suciedad, durante el viaje de vuelta desde Rotterdam a San Sebastián, los 20 días de mar le pasaron factura en forma de problemas con las conexiones de los cabezales de los inyectores (otra vez) que por fin nos resolvieron definitivamente en el concesionario Iveco de Saint-Etienne de Rouvray y que, esta vez sí, nos permitió llegar a casa sin más contratiempos.

Después de una puesta a punto potente de tres semanas, entre mecánica, carrocería y otros temas que requerían arreglos, sacamos a nuestra Laika del taller para poder dedicar otra semana más a hacer, por nuestra cuenta, los últimos preparativos que incluían limpieza, revisión de botiquín, cambio de juguetes, carga de ropa, llenar frigorífico y otro sinfín de tareas que son necesarias para poner en marcha un viaje de este tipo.

Y por fin, el domingo 15 de noviembre, con el invierno casi encima, los Cuatro por el mundo dejamos nuestra querida Donostia y nos pusimos en marcha por tercera vez para continuar viviendo nuestro sueño.

Como ya sabréis si habéis leído nuestras crónicas anteriores, este tercer año nos vamos a mover por la Península Ibérica y Marruecos y por varias razones, este año es para nosotros muy especial.

En primer lugar, porque después de la increíble experiencia de lugares y gentes que vivimos en Sudamérica, el listón está muy alto y nuestro objetivo para este año es demostrarnos a nosotros mismos que podemos ser profetas en nuestra tierra y podemos encontrar en nuestro país, tantos y tan bellos lugares y tantos y tan buenos amigos como hemos encontrado fuera.

En segundo lugar porque nos va permitir estar más cerca de la familia y los amigos, y con suerte, poder compartir con ellos algunas etapas del viaje y también recorrer con los pekes sitios que Elena y yo hemos conocido en nuestros años furgoneteros y de los que guardamos increíbles recuerdos.

Y en tercer lugar porque, se supone, que este es el tercer y último año del proyecto y nos toca ir dándole vueltas a qué vamos a hacer con nuestra vida cuando esta etapa acabe. Parece que la vuelta a la “normalidad” era lo que estaba previsto pero nuestra cabeza ya no es la misma que cuando partimos y han cambiado tantas cosas en nuestro interior que no tenemos muy claro si eso será posible. Iremos viendo…

De momento, nos hemos puesto en marcha y estoy escribiendo esta crónica desde el increíble pueblo de Urdax en el valle del Baztan desde donde os hago un sincero llamamiento: si estáis en la península ibérica o Marruecos, os gusta soñar e intercambiar historias en familia, poneros en contacto con nosotros. Nos encantaría conoceros y solo necesitamos un lugar para aparcarnos y una sonrisa.

Un gran abrazo y ya os estamos esperandooooooo!!!

posted by Julio

Han pasado ya dos años desde que comenzamos nuestro proyecto familiar de viaje. Dos años llenos de experiencias fantásticas y de conocer muy buena gente por todos los lugares visitados. Dos años que nos han permitido crecer y aprender como personas y como familia ya que la convivencia viajando ha sido realmente intensa.

En el avión, esperando para despegar hacia Colombia

Nuestra idea inicial del proyecto, al igual que nosotros, ha ido cambiando y evolucionando, adaptándose a las circunstancias que nos tocaban vivir en cada momento y hemos sufrido muchas veces la gran verdad de que los planes están ahí para ser cambiados. Y lo que el destino nos deparaba no iba a ser distinto.

Después de nueve meses increíbles solo para Sudamérica, volvimos a casa y tocaba organizar la siguiente etapa. La lógica del viaje nos decía que ahora tocaba seguir hacía Norteamérica y con esa idea dejamos la Autocaravana en Colombia y volvimos a Europa a pasar un par de meses con la familia.

Durante los últimos años, la salud de mi padre habia ido empeorando poco a poco, y aunque durante el viaje, nos mantuvieron un poco al margen y no nos lo contaban todo, a la vuelta pudimos ver de primera mano que la cosa no pintaba nada bién y teníamos que replantearnos la siguiente etapa.

No tenía mucho sentido quedarnos parados porque nadie sabía lo que podía pasar ni cuándo, pero había que estar lo suficientemente cerca para que volver, si llegase a ser necesario, fuese cosa de un día. Elena y yo lo hablamos y estuvimos de acuerdo. Tocaba poner el viaje patas arriba de nuevo y cambiar el plan otra vez.

Hablamos con los pekes y la idea les pareció bien así que quedó decidido: este tercer año, seguíamos viajando, pero lo íbamos a hacer por España y alrededores.

La decisión nos tranquilizó por un lado, pero nuestra autocaravana estaba en Silvia (Colombia), en casa de unos amigos y había que planificar como traerla. Nos pusimos a la busca y captura de barco para traerla a Europa y en la primera opción que barajamos que fue Cartagena de Indias, los precios eran tremendamente altos. Alguien nos comentó que probáramos en Ecuador y efectivamente, en Guayaquil encontramos un porte que nos permitía traer la Autocaravana hasta Rotterdam a un precio razonable.

Sobrevolando el caribe hacia Colombia

Pero no iba a ser tan fácil. Resulta que, según nos contaron, se acercaba la temporada del banano y había que embarcar la autoca lo antes posible porque en octubre los precios subían. A Elena y a mí, nos tocaba viaje relámpago a Colombia mientras los pekes se quedaban con los abuelos.

Nosotros que queríamos haber pasado un par de semanas tranquilas en Silvia disfrutando de la compañía de Theo, Johanna, Maria Jose y Matias, íbamos a tener que conformarnos con 2 o 3 días y salir pitando hacía Ecuador para que nos diera tiempo a llegar a Guayaquil en la fecha requerida.

Pero las cosas siempre pueden complicarse más.

Estando ya en Colombia y en medio de esos tres días, nos llamaron desde casa y nos avisaron de que mi padre había tenido una recaída y estaba bastante mal.

Tocaba nueva decisión, otra vez. Lo dejábamos todo e intentábamos volver inmediatamente a sabiendas de que luego íbamos a tener que regresar otra vez o poníamos en marcha un plan ultra-turbo para bajar hasta Guayaquil lo más rápidamente posible, preparar el papeleo de la autocaravana y volvernos a casa con todo listo.

Después de hablar con la familia y darle muchas vueltas, nos decidimos por la segunda opción y salimos de Silvia inmediatamente con el regusto amargo de dejar allí unos increíbles amigos que no sabemos cuándo volveremos a ver.

En Piendamó, tomando unas almojabanas antes de hacer el ultimo tramo hasta Silvia

Nos pusimos en marcha con la idea de hacer en dos días el recorrido que pensábamos hacer en cinco pero el segundo día, después de agarrarse a la vida todo lo que pudo, mi padre nos dijo adiós, rodeado del inmenso cariño de toda la familia y amigos pero con nosotros a 9.000 kms.

Fueron unas horas de angustia en las que intenté concentrarme solo en conducir, mientras Elena lloraba en el asiento del copiloto, sin contarme ni la mitad de lo que le contaban a ella por Wasap.

El viernes a las 9 de la mañana estábamos en Guayaquil y el funeral de mi padre era el sábado. Parecía que podíamos conseguir llegar. Pero lo pareció por poco tiempo porque según entramos en la ciudad, empezó a encenderse el piloto de avería en la inyección y el motor comenzó a vibrar sospechosamente. Adiós a acabar las gestiones por la mañana. Ahora nos tocaba buscar un taller y solucionar el problema porque cada vez iba a peor.

Después de unas cuantas vueltas porque el concesionario IVECO que teníamos anotado, ya no existía, encontramos un taller que nos lo revisó y nos dio la primera buena noticia del día. El problema del inyector simplemente era un poco de polvo y suciedad en el capuchón de conexión. Limpiaron todos los capuchones y volvió a funcionar perfectamente.

Nuestra Laika en el taller revisando los inyectores

Y además nos permitieron guardarla allí mismo hasta que vinieran los de la empresa de logística para llevársela al puerto. Las cosas iban saliendo por fin, pero ya eran las 13:00 horas y todo el mundo se iba a comer. Seguía nuestra angustia porque el último vuelo posible salía de Guayaquil a las 18:00 y no íbamos a llegar.

Con la avería de la autoca solucionada, a la tarde fuimos a la empresa de logística con idea de intentar acabar todo, coger el avión y volver ese mismo día, pero eso es más fácil de decir que de hacer. Había que preparar todo el papeleo, ir a la aduana y atravesar todo Guayaquil para encontrarnos con la desagradable sorpresa de que, al llegar a la aduana, no bastaba con firmar el papel que nos habían preparado sino que, para que pudieran embarcarla ellos, era necesario hacer un poder notarial. Había que buscar un notario abierto, un viernes a las 17:00 de la tarde.

Claudia, la chica de la empresa que nos estaba ayudando, empezó a remover sus contactos y conseguimos un notario pero para cuando lo encontramos y terminamos de hacer el poder eran las 18:30 y estábamos en la otra punta de Guayaquil. Nuestra idea de volar hoy se había esfumado.

Hablamos con la familia y les explicamos la situación y creo que estaban más preocupados ellos, por lo mal que lo estábamos pasando que porque no llegáramos al funeral.

Al final después de pelear unas horitas con Iberia, conseguimos cambiar el vuelo para el día siguiente y por fin el sábado a la tarde dejamos Guayaquil, después de una semana terrible que nos puso al límite, con la felicidad de estar por fin en casa pero con la tristeza de tener que abandonar Sudamérica a toda prisa y por la puerta de atrás. Dejamos allí tantos amigos, que algún día habrá que volver.

Ahora nos toca un buen baño de familia y amigos, unos días de descanso y la vuelta a la normalidad preparando nuestra etapa Española.

Ha sido duro pero seguimos en el camino.

 

posted by Julio

Lo primero que queremos hacer es pedir disculpas a las personas que nos siguieron a través del Blog durante nuestra primera etapa europea. En esta segunda etapa la disponibilidad de Internet ha sido mucho menor y el trabajo necesario para escribir, preparar y subir las crónicas ha acabado excediendo nuestro tiempo disponible y cuando ha llegado el momento de elegir entre actualizar la web o disfrutar del viaje, hemos optado, lógicamente, por lo segundo.

Fuente de los candados en Montevideo

Recordad, no obstante, que siempre podéis seguirnos y leer las minicrónicas que subimos bastante a menudo a nuestra página en Facebook (www.facebook.com\cuatroporelmundo).

Ahora que hemos vuelto a casa y podemos disponer de algo más de tiempo, me gustaría dedicar esta entrada a un continente que ha desbordado todas nuestras expectativas tanto en la belleza de sus paisajes como, sobre todo, en la calidez y hospitalidad de sus gentes.

Desde nuestra supuesta “seguridad europea”, miramos a Sudamérica con cierto recelo y más si te pones a pensar, que vas a pasar allá los siguientes nueve meses viviendo en una caravana aparcada en la calle.

En la casa de Emanuele con nuestra Laika recién bajada del barco.

En nuestro caso nos sobrepusimos a este recelo inicial pensando que empezábamos por Uruguay que es uno de los países más “tranquilos” del continente. Allí nos esperaban nuestros primeros anfitriones Daniel y María Jesús y los amigos del Ranchomovil Club Uruguayo que ya nos permitieron ver los primeros retazos de la hospitalidad que íbamos a recibir en esta etapa sudamericana.

En Punta del Este con Daniel y Maria Jesus junto a nuestra Laika

Argentina fue nuestro siguiente destino y a pesar de los grandes problemas que tiene a todos los niveles, no puedo sino contar maravillas de ella. En total estuvimos tres meses recorriéndola y es difícil encontrar un país que acoja tal cantidad de paisajes distintos y tal cantidad de personas con la afición de viajar. Aquí conocimos sitios míticos como las cataratas de Iguazú, la Península de Valdés, Bariloche, San Martin de los Andes o la Quebrada de Humauaca.

Increible atardecer en los Esteros de Iberá

Creo que salimos de Argentina con varios kilos más de los que teníamos al entrar porque allí todo se celebra con un buen asado y siempre había algo que celebrar. La lista de amigos que hemos dejado por allí es realmente larga pero todos se merecen este pequeño agradecimiento. Gracias a Mario y Eduardo, Walter Chetoba y familia, Jose y Olga, los Zapp, Diego y Mechi, Guille, Rosana y los pekes, Lucia y Mati...

Aparcados en casa de los Zapp. Un sueño hecho realidad

De todos y cada uno de ellos nos llevamos algo y puedo decir con total seguridad que nos han cambiado la forma de ver la vida. ¡¡¡Simplemente Gracias!!!

Nuestro periplo por Chile, también incluyó destinos soñados por viajeros de todo el mundo como la isla de Chiloé, la región de los lagos, o el desierto de Atacama. Chile nos devolvió la conciencia de la fragilidad del ser humano frente a los poderes de la naturaleza y tuvimos que convivir continuamente con carteles de peligro de tsunami, rutas de evacuación de erupciones volcánicas y terremotos. Por suerte ninguno de ellos nos pilló de lleno aunque algunos estuvieron cerca. Un recuerdo muy especial para Estrella de Coñaripe, Ignacio y Mónica de Camping sobre ruedas, Nigel de Santiago y Rodrigo del museo del Meteorito en San Pedro de Atacama. Nos ayudaron cuando más falta nos hacía.

Alucinantes vistas desde la playa en Frutillar

Desde allá, cruzamos el mítico paso de Jama que te lleva hasta el norte de Argentina y encoge el corazón de los viajeros con sus 4.850 metros de altitud. Nuestra Laika se portó como una campeona y a pesar de la altura pasó la prueba con nota.

Jugando sobre el mirador del cerro de los siete colores. A nuestros pies Purmamarca

Purmamarca con su cerro de los siete colores y toda la quebrada de Humauaca nos brindó otra muestra increíble de lo que Argentina puede ofrecer al viajero. Una visita rápida a Salta y a la Quebrada de San Lorenzo con Lucia y Mati fue nuestro último periplo por el país de los gauchos.

Descansando a la vera del rio en la Quebrada de San Lorenzo

De allí fuimos poco a poco subiendo hacia la Quiaca y aclimatándonos a la altura para poder entrar en Bolivia sin sufrir el temido soroche.

Bolivia era la incógnita del viaje porque era el país del que menos información teníamos respecto a donde pernoctar o donde abastecernos de comida pero lo que nos sorprendió realmente fue que nos encontramos con unas carreteras casi recién hechas y muy bien señalizadas y además con muy poco tráfico de forma que, sin tener una mejor red viaria que otros países sudamericanos, sí que circulamos mucho mejor porque encontramos muchos menos camiones en la ruta.

Jornada en el Salar de Uyuni. El día anterior había llovido y pudimos ver el espejo

El pais mas alto del mundo nos regaló otros dos sitios legendarios para los viajeros como son el Salar de Uyuni y las ruinas de Tiahuanaco. Ninguno de ellos nos decepcionó lo más mínimo y siguen vívidos en nuestros recuerdos.

Junto a la puerta del sol en Tiwanaku. Piedras milenarias con muchos misterios aun por desvelar

Seguimos hacia el norte y después de visitar Puno y Cusco, Perú nos esperaba para ofrecernos una de las grandes perlas de esta segunda etapa, MachuPicchu. Da igual las veces que lo hayas visto en fotografía o video, hasta que no estas allí, no te puedes hacer una idea de lo que se siente viendo lo que el hombre y la naturaleza pueden conseguir cuando trabajan juntos. Es simplemente increíble y se merece todos los calificativos que se te ocurran. Hay que ir allí, sentarse frente a esa maravilla y dejar por un rato que tus pupilas lo digieran. La imagen se quedará allí para siempre.

Machu Picchu. Sin palabras!!!

Desde Cusco tomamos la carretera que baja a la costa, hasta Nasca, y aquí sí que tenemos que dar un tirón de orejas a los responsables peruanos, porque este tramo de carretera es simplemente infumable y parece increíble que una ruta que teóricamente es turística, pueda estar en tal estado de abandono y además tengan la desfachatez de cobrarte peaje. Entendemos que la orografía y la altura no ayudan pero no hay excusa para tener una vía principal en ese lamentable estado. Fue, sin duda, el peor tramo de asfalto que hemos recorrido en todo el viaje, sobre todo la primera mitad del tramo entre Puquio y Nasca.

Oasis de Huacachina

Seguimos hacia el norte por la costa, visitando Nasca, Huacachina, Paracas, Cerro Azul y llegamos a Lima donde Miluska, Rolo y Valeria nos regalaron unos días fantásticos conociendo la ciudad en su compañía y pasando un fin de semana playero en La Tiza. Otros grandes amigos soñadores y viajeros que buscan su camino y que además nos facilitaron toda nuestra ruta por el norte del Perú. Huanchaco, Lambayeque, Piura, Mancora y Zorritos fueron mucho más fáciles de visitar gracias a sus contactos y consejos. Gracias chicos.

En Playa la Tiza con Miluska, Rolo y Valeria. Que días tan lindos!

Los meses iban pasando y nuestra latitud se iba acercando a cero. Ecuador era el siguiente país de nuestro periplo y la ciudad serrana de Cuenca nuestro siguiente destino.

Allí nos esperaban Los Hermanos en Ruta y su tasca de comida española. Lola, Miguel Angel, Iker y Endika son una familia bilbaína con una increíble historia detrás de viaje y crecimiento personal que nos hizo sentir como en casa por unos días, no solo por la compañía sino también por el estómago, jeje. Esperamos veros pronto.

Disfrutando de unos días en Cuenca con nuestros Hermanos en Ruta. Os queremos familia

Desde cuenca, salvando casi 6.000 mts. de desnivel entre subidas y bajadas y después de solucionar algún problemilla con los frenos, llegamos a Salinas en el que sería nuestro primer contacto con la costa ecuatoriana y sus aguas a treinta y tantos grados. ¡¡¡Ahhh que vicio!!!

En Salinas, cogiendo olas con el agua a treintatantos

Seguimos la costa hacia el norte parando en Montañita, Puerto López, Puerto Cayo y San Mateo hasta que llegamos a nuestro destino estrella en Ecuador que fue el pequeño pueblo de Canoa. Allí tuvimos unos de esos momentos mágicos que de vez en cuando te regala el viaje y coincidimos con varios viajeros en el mismo sitio durante varios días permitiéndonos simplemente estar y disfrutar de la mutua compañía. Un gran abrazo para María, Omar y Cata de “La Toyo por Latinoamerica”, Ale, Vanesa y Lola de “Me voy a dar una vuelta”, Giada y Guille y Luciana y Gustavo.

Compartiendo campamento con otros viajeros en Canoa

Seguimos hacia el norte y el GPS marcó por fin la latitud 0º 0’ 0” en la mitad del mundo donde también aprovechamos para visitar Quito.

Todavía en Ecuador, mientras nos íbamos acercando a Colombia, tuvimos otro encuentro de esos que el destino te pone delante y en una rotonda cerca del Cajas nos encontramos con  RodandoAndo. Carla, Silvio y Patricio son una familia argentina que está viajando desde hace unos años por Sudamérica en un imponente autobús Scania. En esta ocasión no pudimos pasar mucho tiempo con ellos porque teníamos que seguir ruta pero los reencontraríamos más adelante en Colombia.

Aparcados en El Cajas junto al impresionante bus de RodandoAndo

La fecha del examen de los pekes en Cartagena de Indias se acercaba y teníamos que entrar en Colombia para que no nos pillara el toro. En la frontera Ecuatoriano-Colombiana de Tulcán-Ipiales fue donde tuvimos el único percance importante con la caravana cuando en una maniobra, nos comimos un pivote de piedra y rompimos parte de una de las molduras laterales  de la autoca resultando herida una de las baterías del habitáculo y uno de los depósitos de agua. Hicimos una reparación de emergencia para poder seguir el viaje pero una parte está todavía pendiente de reparar y tendremos que hacerlo a la vuelta.

Compartiendo unos dias inolvidables con Johana, Theo, Maria José y Matias en Silvia

Pero cuando el destino te envía una de cal, siempre te envía una de arena y a los pocos días de entrar en Colombia, llegamos a un pueblo de la región del Cauca llamado Silvia donde conocimos a la que ya se ha quedado como nuestra familia Colombiana. Theo, Johana, María José y Matías nos abrieron su casa y nos ayudaron en todo lo que necesitamos, permitiéndonos vivir unos días inolvidables en su compañía y unos reencuentros con otros viajeros  que fueron llegando también a Silvia y que compartieron nuestra suerte de conocerles. Pronto estaremos de nuevo con ustedes.

Silvia nos volvió a juntar. Johana y Theo, Carla, Silvio y Patricio de RodandoAndo, Maria, Omar y Cata de La Toyo... y los cuatro por el mundo

El viaje relámpago a Cartagena para el examen de los pekes fue lo más duro de nuestra estancia colombiana porque las fechas apretaban y tuvimos que hacerlo en pocos días. Y esto, con unas carreteras colombianas que no permiten muchas alegrías y un calor que apretó muy fuerte, nos resultó bastante pesado.

Espectacular amanecer en El Laguito, en Cartagena de Indias

Sin embargo, igual que en otras ocasiones, todo tiene su recompensa y durante los días que estuvimos en Cartagena, tuvimos la gran suerte de compartir parking con Leo y Guille, una pareja de argentinos trotamundos y también con Malika, Anouar, Meissa, Medhi y Maya de Planet Khmissa, una familia marroquí que está viajando por el mundo en autocaravana como nosotros.

En El Laguito con Leo y Guille y Planet Khmissa. Como les extrañamos!!!

Pasar con todos ellos aquellos días, nos permitió compartir un poco las preocupaciones del viaje con otros viajeros que están pasando por lo mismo y darnos cuenta de las grandes personas que son. Disfrutamos de grandes momentos juntos y además convertimos la experiencia desagradable del primer examen de los pekes solos en una embajada, en una vivencia más llevadera y en compañía. Les extrañamos muchísimo a todos.

Así terminó nuestra segunda etapa viajera llena de fantásticas experiencias, sitios increíbles y grandes personas. De todos ellos hemos aprendido algo y ya no somos los mismos que salimos de Europa hace nueve meses.

Ahora que estamos de nuevo en casa, echamos la vista atrás y algunas piezas que antes estaban sueltas van encajando. Quizá sea el viaje, quizá sean las personas, quizá sea todo junto o quizá sea solo el poderte tomar el tiempo necesario para mirar nuestro mundo desde fuera, pero el caso es que no salimos buscando nada concreto y quizá por eso lo hemos encontrado.

A pesar de que no tenemos ni idea de lo que el futuro nos deparará en los siguientes años, ahora por fin, tenemos la sensación de que estamos caminando en la dirección correcta y nos movemos hacia un sitio que nos gusta, y eso que, paradójicamente, todavía no sabemos cuál es.

Sabemos que viajar en sí mismo, no tiene por qué ser la solución de nada. Pero hay que reconocer que es una excusa fantástica para coger distancia, soltar lastre y recordar lo poco que se necesita para vivir y disfrutar de la vida. Y te aseguro que para eso, Sudamérica es una gran maestra.

Un gran abrazo.

 

posted by Julio

Nos levantamos temprano, cargamos agua, nos despedimos de la pareja Uruguaya y de los Brasileros y nos ponemos en ruta. Vamos sin GPS porque se ha puesto en huelga y no he tenido tiempo de mirarlo así que usamos el modo clásico con copiloto y un mapa que compramos en una estación Ancap y nos movemos sin problemas porque las rutas principales están bien indicadas.

En ruta hacia el litoral

Hacemos un poco de compra por el camino y llegamos al Parque Andresito, un lugar muy bonito para pasar el día que nos recomendaron los amigos de la quedada de Durazno. Es una  enorme zona de picnic la orilla del gran lago formado al embalsar el rio Negro. Tiene columpios, parrilleros y buena sombra y me imagino que en verano se podrá bañar.

Aparcados en el Parque Andresito camino del litoral

Hacemos clase, comemos y después, hasta tenemos tiempo de tumbarnos un rato a la bartola en la hierbita mientras los pekes juegan. Un vicio.

Jugando en el parque Andresito despues de las clases

No queremos dormir aquí porque está en medio de la ruta y a la noche es muy aislado y solitario así que hacia las 17:00 cogemos carretera y nos vamos hasta la estación de servicio Ancap de Young y pedimos permiso para pasar allí la noche.

Cruzando en arroyo grande camino de Young

No hay problema y el encargado mueve su propio coche para hacernos sitio en la parte trasera de la estación. Genial. Hablando un poco con él, resulta que tiene antepasados guipuzcoanos.

Todavía nos da tiempo a dar una vueltita por el pueblo, hacer un poco de parque y comer un helado antes de volver a nuestra casita para cenar y a dormir.

Zona de picnic inundada donde pensabamos acampar

Al día siguiente, salimos temprano hacia Paysandu que es nuestro siguiente destino. Llegamos enseguida pero la zona donde nos habían recomendado aparcar está inundada por una crecida y de todas formas no nos convence mucho así que seguimos ruta y nos cruzamos con las Termas de Guaviyu donde no teníamos pensado parar pero que resulta ser un sitio con muy buena pinta.

Entrada a las termas de Guaviyu

Es una especie de Camping con un montón de zona verde muy cuidada y varias piscinas de agua caliente tanto cubiertas como descubiertas. Justo lo que nos gusta a nosotros. Y todo incluido por 300 pesos diarios (unos 10€) los cuatro. ¡Decidido, nos quedamos!

Acampados en Guaviyu cerca de las piscinas

Buscamos un sitio para aparcarnos y hacemos clase. Este año nos está costando más el tema de la enseñanza porque hay mucha más materia para dar y nos cuesta más meter a los pekes en la dinámica.

Disfrutando de lo lindo en las piscinas de Guaviyu

Hoy en concreto, ha sido un día duro con mosqueo incluido y nos ha tocado ponernos firmes pero al final le hemos dado la vuelta y la tarde acaba bien con los pekes metiéndose una buena dosis de piscina y disfrutando de lo lindo y a la vuelta acabando la parte de clase que no habíamos hecho por la mañana. Al final decidimos por unanimidad que nos quedamos otro día más para disfrutar a tope de todas las instalaciones.

Otra sesión de piscina/pileta, jeje

Al día siguiente hacemos otra vez clase por la mañana (este año no podemos cogernos demasiados días libres) y después nos metemos entre pecho y espalda 3 horitas de piscina caliente. Los pekes lo pasan fenomenal pero acabamos todos machacados. Unas niñas en la piscina nos preguntan de dónde somos y nos dicen que les gusta mucho como hablamos.

Vista general de la zona de las piscinas de Guaviyu

Después de comer acabamos ya el segundo tema de mates y decidimos por votación popular hacer tarde de LEGO porque necesitamos descansar un poco de la piscina. Unas horitas de LEGO intensivo y después un poco de futbol para airearse un poco completan la tarde.

Mañana yo nos vamos para Arapey, otras termas que están un poco más al norte.

La verdad es que los precios que nos estamos encontrando en Uruguay no son nada baratos en general pero de vez en cuando nos sorprendemos con algunos: Esta mañana, mientras yo estaba haciendo la clase, Elena ha ido al bar a tomar un cafecito y por 80 pesos uruguayos (unos 2,7€) le han puesto, dos cafés, un zumo, tres croisancitos y un plato de galletas con mantequilla y mermelada. ¡No quiero ni pensar lo que me costaría todo eso en Donostia!

Caseta de control de entrada en las Termas de Arapey

Llegamos temprano a las termas de Arapey después de un viaje con mucho viento lateral. Está claro que esto del viento es una de las cosas que más molestan para conducir una autocaravana y por aquí es bastante habitual.

Aparcados en las parcelas de las termas de Arapey

Arapey  está un poco separado de la ruta principal (ruta 3) y parece un poco más "chic" y por supuesto más caro. Nos instalamos en la zona que no tiene TV por cable por que sale algo más barato. La verdad es que después de verlo, nos gusta más Guaviyu porque hay más piscinas y además están más cerca de donde acampas aunque también es verdad que las instalaciones están algo mejor en Arapey.

Una de la piscinas principales de Arapey

Mientras Elena se lía con la comida, busco un bar con Wifi y por fin consigo descargar las guías y las actividades del CIDEAD para las clases de los pekes que hasta ahora no estaban disponibles. Mañana me liare a imprimirlas.

Otro rato de piscina despues de las clases

Seguimos con nuestra rutina diaria y hacemos clase por la mañana, comemos y nos vamos a la piscina que esta re-contra-calentita, como dirían aquí. Cuando llevamos un par de horas de piscina, llega un colegio completo y ocupa prácticamente toda la zona que no cubre pero nos vamos a donde cubre y pasamos otro rato más.

Haciendo un poco de circo en la piscina

Estos pekes están hechos ya unos anfibios totales y bucean que es un gusto. De vuelta a la autoca hacemos un ratito de parque y otro ratito de futbol. Hoy también vamos servidos de actividad física y mental, jeje.

Nos quedamos un día más en Arapey y repetimos nuestras actividades de clases, comida y piscina. Ya veis que el viaje también tiene sus rutinas.

Estrenando las aletas en las piscinas de Arapey

Viendo como bucean los pekes, les doy una sorpresa y saco unas aletas que compramos para el viaje y que todavía no habíamos estrenado. Les cuesta un poco acostumbrarse pero enseguida le cogen el tranquilo y disfrutan de lo lindo buceando con ellas.

La verdad es que la piscina está genial y el agua muy caliente, o sea que es un placer estar en ella. La única pega son los tábanos que andan pululando por la zona y que de vez en cuando te pegan algún picotazo. Al final nos acaba cansando tener que estar pendiente de ellos y a media tarde nos bajamos a la autoca.

Enorme tobogan en la piscina

Los pekes se dedican a jugar y yo voy preparando la ruta por Argentina. Consultamos a Walter Chetoba, un gran bloggero de viajes Argentino que hemos conocido por Internet (www.chetoba.com.ar) y nos recomienda pasar por los Esteros de Iberá en nuestra subida hacia Iguazú. Nos parece muy buena idea y organizamos la ruta para pasar por allí.

Después de dos días , dejamos Arapey y nos dirigimos a las termas de Dayman, ya cerca de Salto y la frontera con Argentina.

Vamos a intentar aparcar a un sitio que  nos recomendó el Barba en Durazno pero ahora han puesto unos carteles que prohíben aparcar a las caravanas. Preguntamos a una especie de guarda que anda por allí y se encoge de hombros como diciendo que "nosotros mismos" pero que si viene la policía, nos echará. Como el día está bastante pocho, nos arriesgamos y decidimos quedarnos a pasar el día porque con la que está cayendo, no creemos que le importe a nadie.

Aprovechamos el día gris para adelantar clase y ya a la tarde nos movemos a un parking frente al Parque acuático Aquamania y nos aparcamos entre dos autobuses para pasar allí la noche.

Paseo por Dayman llegando hasta el rio

El domingo ya amanece mejor y parece que al final despejará. Mientras Elena hace clase yo aprovecho para escribir un poco y solucionar algunos problemillas con el GPS. Finalmente, la tarde queda muy buena y salimos a pasear un rato por la avenida principal hasta el rio.

Con buen tiempo todo se va más lindo. Esa noche ya dormimos en la estación de servicio ANCAP de la entrada de Salto para irnos acercando a la frontera. Mañana si todo va bien, entraremos en Argentina, ¿viste, che?

posted by Julio

Nos levantamos y salimos de Santa Teresa con destino hacia Piriapolis para hacer una parada intermedia en la ruta hacia Durazno. En esta última ciudad, los amigos del Ranchomovil Club Uruguayo nos han invitado a participar en una quedada que realizan este fin de semana.

Paramos en Piriapolis porque es terreno conocido y nos resulta más sencillo hacer las compras y buscar lavandería.

En ruta hacia Piriapolis

Hacemos la compra en El Dorado, un super que conocíamos de la visita anterior y mientras Elena organiza las cosas yo busco una lavandería que no queda lejos y dejo toda la ropa para recogerla mañana por la mañana.

Para pasar la noche nos aparcamos en el parking de tierra de la vez pasada y me voy con Unai a echar unos tiros al campo de futbol que nos queda cerca. Iker prefiere quedarse con el Lego.

Aparcados otra vez en el parking de tierra de Piriapolis

Comemos y hacemos clase de mates que va bastante bien y cuando terminamos nos vamos a tomar un heladito y un capuccino a la heladería "El faro" como la vez anterior. Somos bichos de costumbres, jeje.

Cuando volvemos al parking tenemos aparcada al lado una enorme autocaravana tipo autobús que resulta ser de un chico alemán. Hablo un rato con él y le paso el contacto de Emmanuel Mella en Uruguay porque le puede interesar dejar su caravana allá. Me comenta que ha pasado por Centroamérica y no ha tenido ningún problema de seguridad. Es una posibilidad que tendremos que sopesar para pasar hacia el norte si el envío en barco se complica.

Montando el mercadillo en el parking de Piriapolis

El sitio donde estamos durmiendo es muy tranquilo pero desde las 4 de la mañana, hemos empezado a oír un montón de jaleo cerca de gente trabajando y montando y cuando nos levantamos, vemos que justo al lado están montando un mercadillo callejero. La autoca alemana ha puesto pies en polvorosa y nosotros desayunamos, recogemos la ropa de la lavandería y nos vamos también antes de que empiecen a venir los clientes y nos cierren la salida. Todavía tenemos un buen trecho hasta Durazno.

Puesto de quesos y embutidos en el mercadillo

La ruta es buena casi todo el camino excepto unos 30 kms. en que la carretera está hecha polvo. A partir de ahí, la ruta 5 que es la que nos lleva directos a Durazno está muy bien y llegamos sin problemas. Por el camino nos hemos encontrado en una gasolinera con Jorge Lago (El barba), uno de los rodanteros que hemos conocido por Internet. ¡Qué casualidad!

Zona de acampada en el Parque Hispanidad en Durazno

Llegamos al Parque Hispanidad en Durazno y entre bienvenidas y presentaciones nos dan las tantas porque varias familias caravaneras se acercan por nuestra Laika para presentarse y conocernos. Hay un ambiente fantástico y disfrutamos de un día muy agradable. Incluso nos hacen una entrevista y nos presentan al intendente de la ciudad (el alcalde). Están de elecciones y eso se nota, jeje.

Reunidos escuchando música y al fondo preparando un asadito

La intendencia de Durazno ha invitado a un cantautor uruguayo que está en la ciudad a que venga a la quedada y nos cante unos temas y resulta ser una música muy linda y animada. Por la noche nos invitan a cenar con ellos y preparan un asado monumental. Al final nos retiramos tarde y con los pekes ya bastante cansados y les dejamos a ellos continuar con la juerga.

Jugando en las campas del Parque Hispanidad

Una pena es que no había muchos niños en el encuentro (Solo Bruno y su hermanita pequeña) y creo que se han aburrido un poco aunque al final un pequeño cachorrillo de perro que ha aparecido por allí nos ha dado un rato de respiro y se han entretenido con él.

Iker disfrutando en el Parque

El domingo nos levantamos sin prisa y hacemos clase. Hoy le toca a Elena y mientras, yo voy a estar un rato con la gente del Ranchomovil Club.

Escultura a la entrada del zoológico

Comemos por nuestra cuenta y después hacemos un rato de sobremesa con ellos. Los pekes se empiezan a aburrir de estar sentados hablando y acaban poniéndose bastante tontos así  que a media tarde buscamos un plan familiar y nos vamos a ver el Zoo de Durazno que está muy cerca de donde estamos aparcados.

Flamencos descansando en su estanque

La entrada es gratuita así que no entramos con muchas expectativas y la verdad es que nos sorprende porque, aunque no tiene unas grandes instalaciones, es bastante digno y además tiene una zona de picnic y de juegos para los pekes que está muy bien. Al final cuando ya hemos salido nos sorprende un enorme hipopótamo que esta junto a la valla disfrutando de la hierba que le echan los paseantes que andan por allí. Impresionante el bicho.

Un hipopótamo comiendo al lado de la valla

Es domingo por la tarde y cuando volvemos a la zona de acampada, ya se ha ido mucha gente de la quedada y los que quedan está ya recogiendo. Al final nos quedamos con Liber y su mujer y dos parejitas de jubilados Brasileños con dos pequeñas autocaravanas chulísimas montadas sobre dos VW T2. Nos quedamos un rato con ellos, intercambiamos algo de información de rutas y nos vamos a la cama que mañana toca viaje.

posted by Julio

Después de una noche supertranquila en el parking de Cabo Polonio, salimos temprano y después de parar en un pueblo llamado Castillo a hacer algo de compra, seguimos hasta Punta del Diablo donde aparcamos y lo visitamos un rato paseando por sus calles de tierra y bajando hasta la playa.

Punta del Diablo vista desde las calles superiores

Los pekes disfrutan saltando por las rocas y al final nos sentamos en la caseta del salvavidas, que ahora está vacía, a comer un almuercito.

Saltando por las rocas de la Punta del Diablo

Aunque nos han dicho que estos últimos días se han visto ballenas por esta costa  (la ballena franca austral), nosotros todavía no hemos conseguido ver el chorrito que las delata. Aprovechamos la vista a punta del diablo para volverlo a intentar pero otra vez sin suerte.

Playa de Punta del Diablo

Mientras estamos en la playa se aparca al lado una pick-up caravana. Me acerco y son una pareja francesa que va hacia Brasil. Charlamos un rato y ya nos volvemos a la autoca.

En lo alto de las rocas, antes de irnos

Después de la visita relámpago, ponemos rumbo al Parque Nacional Santa Teresa que no queda lejos. El parque nacional de Santa Teresa es una enorme área natural, cuidada por los militares uruguayos con tres enormes playas y muchísimas hectáreas de bosque y zonas de acampada. Nos lo han recomendado en Montevideo.

Llegada al Parque Nacional de Santa Teresa

Cuando llegamos, nos toman los datos en la entrada y pasamos al parque que la verdad es que es alucinante. Por lo menos la zona que recorremos nosotros, está muy cuidado con grandes avenidas jalonadas de palmeras y césped bien recortadito.

Recorriendo los caminos del Parque Nacional

Los pekes y yo nos vamos a buscar un sitio para pegar unas pataditas al balón mientras Elena prepara la comida y nos quedamos a jugar en un parking vacío al lado de unos jardines.

Bosquecillo de palmeras en Parque Nacional Santa Teresa

Antes de ir a comer nos pasamos por una especie de jardín botánico cercano porque tiene muy buena pinta y nos topamos con un par de carpinchos. Uno de ellos tumbado que pasa de nosotros y otro que nos bufa cuando nos acercamos. Todavía no nos hemos familiarizado con ellos y nos dan un poco de susto pero luego nos avisan de que podemos andar tranquilos que no hacen nada.

Acampados en la Zona A del P.N. Santa Teresa

Comemos haciendo tiempo para que abran la oficina de recepción y cuando abren nos registramos y podemos irnos por fin hacia la zona de acampada.

Surfistas en la playa de la Moza

Allí nos instalamos y mientras Elena da clase con los pekes, yo me voy de paseo a ver los alrededores. Sigo una carreterita que acaba bajando hasta la playa de la Moza. Poco antes de llegar a la playa hay una explanada, algunos columpios y un mirador para observar a las ballenas.

Mirador de ballenas encima de la playa de la Moza

Cuando vuelvo a la zona de acampada, una VW Transporter transformada de una pareja Suiza se ha aparcado al lado nuestro. Hablo un poquillo con ellos. Me dicen que ellos también la han traído en barco pero en un contenedor porque es más pequeña.

Partidillo en el parking de la playa

Le cuento a la familia lo que he visto y cuando terminamos las clases, bajamos a la explanada a jugar un rato al futbol y dar un paseíllo. Subimos también al mirador de las ballenas pero está claro que no quieren que las veamos. Estamos un rato por allá pero el viento sopla fuerte y frio hoy y no aguantamos demasiado.

Precioso pájaro en las ramas de un arbol cercano

La previsión para mañana es de mal tiempo y efectivamente, llueve toda la noche y sigue lloviendo durante el día. Hacemos clase por la mañana y dedicamos toda la tarde a jugar con el Lego aprovechando que los pekes han descubierto "El gran libro de las ideas de LEGO" que nos hemos traído al viaje en plan sorpresa.

Vista general de la playa de la Moza

Una pena el tiempo porque el parque es realmente precioso. Otra vez será.

posted by Julio

Llenamos los depósitos en casa de Daniel y María Jesús y nos ponemos en marcha hacia La Paloma. Hemos salido un poco tarde y son 140 Kmts. con mucho viento durante todo el camino. Llegamos pasado el mediodía y el tiempo sigue gris.

Despedida en casa de Daniel y Maria Jesús

Mientras Elena prepara la comida voy con los pekes a un skate-park que hay al fondo del paseo para que puedan estirar un poco las piernas. Comemos tarde y después del fregoteo me toca un poco de clase de mates.

A media tarde nos llaman a la puerta y resulta ser un señor francés afincado en Uruguay que está interesado en saber cómo hemos hecho para importar la autoca. Le explico que no la hemos importado sino que estamos de viaje y me dice que ellos viven cerca de Aigua, un pueblo del interior y nos invita a pasar por su finca. Nos queda un poco fuera de la ruta prevista pero se lo agradecemos mucho y nos lo pensamos.

Aparcados en la avda. principal de La Paloma

Al día siguiente nos envía un mail con los datos para llegar y unas fotos. La verdad es que tiene una pinta estupenda pero son unos 80 kms. de ripio y además vamos un poco justos de tiempo para llegar a una quedada autocaravanera uruguaya que hay en la ciudad de Durazno el fin de semana. Veremos.

Se pasa toda la noche del domingo lloviendo y sigue lloviendo cuando nos levantamos. Hoy le toca clase a Elena y yo me voy a hacer unas compritas y a tomar un cappuccino. No hemos podido visitar nada porque ayer llegamos tarde y hoy tenemos clase pero a la tarde el tiempo mejora y movemos la autoca para dar un paseo por la zona del puerto.

Nos pegamos un susto morrocotudo con esta serpiente

En una zona de hierba cercana a la playa Iker se pega un susto morrocotudo cuando, mientras andaba por allí, ve pasar una serpiente a su lado. Un chico uruguayo que anda por allí estudiando el agua nos dice que es una falsa crucera, una culebra que intenta imitar a una víbora. No es muy grande unos 50 o 60 cms. pero nos impresiona bastante porque para nosotros es nuevo ver una serpiente así por la hierba.

Huevos de caracoles marinos en la playa de La Paloma

También encontramos la playa llena de una especie de bolas trasparentes que nos dice el chico que son huevos de caracoles marinos. Nos anima a buscar alguno que todavía tenga el caracolillo dentro pero no conseguimos encontrar ninguno. Muy chulo.

Visitando La Pedrera, cerca de La Paloma

Nos recomienda ir a conocer la zona de La Pedrera que está a unos 10 kmts. y vamos hasta allá con la autoca. Muy bonito. Unos pequeños acantilados sobre el océano y playa a los dos lados. Hay surfistas cogiendo unas olas chulas pero ni rastro de la ballena franca austral que por estas fechas todavía puede verse en estas costas. Volvemos a La Paloma y hacemos un ratito de skate-park. Después cenita y a dormir.

Tramos de carretera de ripio camino de Cabo Polonio

El martes vuelve a amanecer cubierto pero la previsión es buena así que nos ponemos en marcha hacia Cabo Polonio. La carretera es a ratos de ripio y nos estrenamos en este tipo de carretera que, de momento, está bastante bien. Llegamos a Cabo Polonio y el camión-transporte de las 10:30 que te lleva hasta el cabo, ya ha salido así que nos quedamos tranquilamente a esperar al de las 12:30.

Parking de los camiones que te llevan a Cabo Polonio

No se puede acceder al cabo en vehículo particular y hay que hacer media horita en un camión con asientos en el remolque, por caminos de arena super trillada que te deja los huesos pa Tudela. 

Hostel en Cabo Polonio

El camión nos deja en el pueblito de Cabo Polonio que es un conjunto de pequeñas casitas desperdigadas y construidas sin orden ni concierto que crea una imagen general de poblado hippie muy chula. Vamos hasta la playa y paseamos hasta el faro por las rocas hasta llegar a la zona de la colonia de leones marinos que están tranquilamente tomando el solecito y dándose un baño de vez en cuando.

Leones marinos descansando en las rocas de Cabo Polonio

Allí cerca paramos a comer sentados en una roca y de vuelta al pueblo encontramos un parque de troncos muy chulo junto a un hostel y los peques se quedan a jugar un rato y se nos une un niño del hostel que se llama Santiago.

Jugando en un parque de troncos con Santiago

Hacemos tiempo hasta las 15:00 para que abran el faro y subimos hasta lo alto y sacamos unas fatillos aunque no nos quedamos mucho porque hace bastante viento y da un poco de cosa y encima están de mantenimiento en la parte alta.

Faro de Cabo Polonio

Todo el entorno de Cabo Polonio es precioso y se nota que no se puede llegar en coche porque se respira un ambientillo bastante bohemio y relajado. Como de sitio de retiro. Nos ha gustado mucho.

Barcas descansando en la paz de la playa

Nos volvemos al pueblito a esperar a que venga el camión que nos llevará de vuelta y mientras tanto nos sentamos a tomar algo en un bar. Allí, un chico que está sentado en una mesa cercana, nos oye pedir y enseguida nos identifica como españoles y se presenta. Se llama Sergio y es un informático valenciano que ha venido a Sudamérica por trabajo pero que se ha cogido una semanita de vacaciones y está pasando unos días en Cabo Polonio. Pasamos un rato muy agradable charlando con él y contándonos aventuras. Muy majo.

Atardecer en el aparcamiento del centro de interpretacion

A las 16:00 llega el camión y nos despedimos de Sergio para volver en el camión hasta el centro de interpretación del parque. Hoy nos quedaremos a dormir aquí y mañana ya veremos…

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Por fin salimos de Montevideo en dirección al Este. Es nuestro bautizo por las carreteras Uruguayas porque hasta ahora solo hemos andado por vías urbanas de Montevideo y alrededores.

Rumbo a Piriapolis

Llegamos a Piriapolis sin contratiempos aunque la mitad de la ruta que hemos recorrido es de 60 Kms./hora y ya empezamos a odiar las "lomadas" que abundan por estas carreteras y que se avisan con un cartel que está casi, casi, sobre el mismo lomo y como no vayas al loro te lo comes con patatas dando un bote monumental.

Entrando en la Rambla de Piriapolis

Inicialmente pasamos la rambla de Piriapolis, que por cierto está en obras, y nos vamos a la zona del puerto y allí aparcamos cerca de la garita de la entrada. Allá cerca está la caseta de la telesilla que te sube al cerro pero ahora está cerrada. Paseamos de vuelta por la rambla hasta el centro del pueblo y aunque se ve que es un paseo precioso, no lo podemos disfrutar mucho porque está toda en obras y no se puede ir por el mismo borde de la playa.

Aparcados en la zona del puerto

Preguntamos en el parking del Hotel Argentino a ver si nos dejan pasar allí la noche pero nos dicen que no así que damos unas vueltas por pueblo y encontramos un parking de tierra con muy buena pinta cerca de un skatepark y detrás de un edificio que parece el ayuntamiento o algún edificio municipal.

Costanera de Piriapolis en obras en Sept. 2014

Hablo con un par de policías que andan por allá y me dicen que no hay problema en pasar allí la noche, así que tomamos nota porque me parece un buen sitio para dormir. 

Esperando para comprar mi primera torta frita

De vuelta hacia la autoca, encontramos un puesto ambulante de tortas fritas y me apetece probar una. Es una especie de buñuelo grande parecido a los "Langos" que comimos en Hungría. Muy bueno y a Unai también le gusta mucho.

Andando desde el puerto hasta el centro de Piriapolis

Después de sentarnos a tomar un delicioso cafecito/heladito en la cafetería Faro de la Rambla, cogemos la autoca y nos mudamos a nuestra nueva ubicación para cenar y dormir. Mientras Elena prepara la cena, los pekes y yo hacemos un poco de hambre con una sesión deportiva combinando un poco de futbol en un campo de hierba cercano y un rato de patinete en el skatepark que tenemos al lado. ¡Un día realmente completo!

Aparcados para pasar la noche en Piriapolis

Al día siguiente hacemos clase y me voy de paseo por el pueblo a buscar un supermercado. A la primera señora que pregunto me indica donde hay uno bastante grande y hago algo de compra. De camino me pilla de paso el puesto de tortas y me como otra. ¡¡¡Mmmm, que buena!!!

También aprovecho para comprar una tarjeta de datos de Antel para que Elena también tenga cobertura de datos en su móvil. (El SIM cuesta 48 pesos (1,6€) y 100 pesos (3,5€) cada 384Mb.)

Llegando a Punta del Este

Después de las clases, hacemos otro rato de Skatepark antes de comer y después salimos ya para casa de Daniel y María Jesús en Maldonado, cerca de Punta del Este. Son una pareja que hemos conocido por Internet y que nos han invitado a visitarles y compartir un par de días aprovechando el fin de semana.

Corriendo por las playas de Punta del Este

Nos están esperando y después de las presentaciones y de un rato de charla, nos llevan a hacer un tour rápido por la ciudad y alrededores para hacernos una idea de lo que hay para ver. A la noche nos invitan a cenar en su casa. Una delicia.

Leones marinos en el puerto de Punta del EstePasamos una noche muy tranquila aparcados frente a su casa y al día siguiente, vamos al puerto a ver a los leones marinos que se han quedado a vivir allí y a sacar unas fotos en la famosa mano de playa mansa.

Escultura de la mano en Playa Mansa, en Punta del Este

Disfrutamos de nuestro primer asadito Uruguayo y después de comer dejamos descansar un poco a nuestros anfitriones y nos vamos por nuestra cuenta a un parque que hemos visto al venir para que los pekes puedan jugar en la calle que con tanta comida-charla se están aburriendo un poco. Un rato de skate y un poco de futbol solucionan el problema.

Haciendo un poco de Skate-Park

Ese día es el día del patrimonio en todo Uruguay y se pueden visitar sitios en los que normalmente no se puede entrar y aprovechamos lo que nos queda de tarde para visitar una base de helicópteros de rescate y volver a casa pitando porque se ha puesto bastante desagradable. Al final cerramos el día con una fantástica velada en compañía de Daniel y María Jesús hablando de viajes y sueños.

Puente montaña rusa saliendo de Punta del Este. Aceleramos un poco y los pekes los disfrutaron de verdad

Al día siguiente es domingo 5 de octubre y cambia la hora en Uruguay. Hay que adelantar 1 hora. Nos levantamos tarde. Ayer nos presentaron a la señora Ángela, una vecina de Daniel y Maria Jesus a la que comentamos que nos encantaron las tortas fritas y está mañana nos ha preparado una bandeja.

Nuestros anfitriones hicieron muy buenas migas con LaikaAprovechamos para invitar a desayunar en la autoca a Daniel y a María Jesús y nos liamos a hablar de viajes y nos vuelven a dan las tantas. Creo que podríamos estar hablando varios días pero tenemos que ponernos en marcha. Nos despedimos con pena en el corazón y nos llevamos el cariño de esta gran pareja y también una enorme empanada de jamón y queso que nos ha hecho María Jesús y que nos va a dar de comer durante un par de días, por lo menos.

¡¡¡Gracias por todo!!!

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Después de unos cuantos días de nervios y despedidas hacemos los últimos preparativos y estamos listos para partir. Nuestra Laika por su parte está navegando por el Atlántico acercándose ya a las costas americanas.

Preparado para dormir en el avión a MontevideoDespedida ya la familia, Asier, un buen amigo, nos lleva al aeropuerto y allí tenemos el primer susto del viaje. Cuando vamos a facturar para sacar los billetes, nos dicen que no nos pueden facturar porque no tenemos fecha de vuelo de vuelta. Lógicamente nosotros solo hemos contratado el vuelo de ida.

En ese momento, se me enciende una bombilla y recuerdo que tenemos las cartas de bienvenida necesarias para entrar a Brasil donde pone una fecha de entrada desde Uruguay. Se las dejo a la chica del mostrador y después de consultar con la supervisora, nos factura. Bufff… El color nos vuelve a la cara y respiramos de nuevo. 

Recien llegados al aeropuerto de MontevideoCuando vamos a embarcar, el cielo en Bilbao está realmente negro de tormenta y Elena, que no es muy amiga de los aviones, no lo pasa nada bien aunque finalmente llegamos a Madrid sin problemas y con un vuelo fantástico.

Embarcamos ya hacia Montevideo y el vuelo aunque son 13 horas y se hace muy pesado, también es muy bueno excepto 15 minutos casi al final sobre la zona de Iguazú que nos dejan el estómago del revés. Al final aterrizaje sin problemas y el trámite de aduana lo ventilamos en 10 minutos porque ni nos miran las maletas.

Son las 9 de la mañana en Montevideo y enseguida cogemos un taxi y vamos directos al apartamento que hemos alquilado para esperar hasta que llegue Laika.

Vistas desde nuestro apartamento en MontevideoJuan el dueño, llega a la hora y enseguida estamos instalados. Salimos a buscar un supermercado para llenar el frigorífico y nos indican que tenemos uno a "pocas cuadras" del apartamento. Esta va a ser nuestra casita por unos cuantos días y los pekes se adaptan enseguida. A los tres días es como siempre hubiéramos vivido allí.

Primer desayuno en MontevideoEstamos muy cerca de la calle 18 de Julio, que es la avenida principal de Montevideo y salimos a recorrerla para irnos familiarizando con la ciudad. En cuento le perdemos la desconfianza inicial y nos relajamos un poco, resulta ser una ciudad muy acogedora y a cualquiera que preguntamos para cualquier cosa, enseguida nos ayuda. Todo el mundo es súper amable.

Paseando por la rambla de MontevideoRecorremos toda la 18 de julio hasta la ciudad vieja, visitamos la plaza de la independencia, hacemos una visita guiada al palacio Salvo, paseamos por la rambla y llegamos hasta el parque Rodo y al final conocemos uno poco toda la zona centro de Montevideo aunque lo cierto es que no es una ciudad con muchos atractivos para los niños porque no hay muchos parques de columpios ni zonas recreativas.

Espectaculo en un teatro de MontevideoUna de las tardes que paseamos por la 18 de julio, vemos un grupo de padres y niños haciendo cola a la puerta de una sala de espectáculos y nos acercamos a preguntar. Resulta que se celebra la llegada de la primavera y hay una función infantil con un grupo Uruguayo llamado Cantacuentos. Como es gratuito, nos metemos y resulta un espectáculo muy bonito y entretenido con música, cuentos y juegos.

Camiones caravana en Punta CarretasOtra tarde bajamos hasta otra zona de la rambla llamada Punta Carretas y aparte de lo bonito del sitio, nos llevamos la grata sorpresa de encontrar allí mismo un buen sitio para acampar con la autocaravana y tres camiones caravana enormes allí aparcados. Son impresionantes. 

Las jornadas van pasando y la autocaravana llega por fin con un poco de adelanto sobre el calendario previsto así que iniciamos el papeleo necesario que nos llevara un par de días.

Nuestra caravana patas arriba cuando la recogemos en el puertoGracias a Emmanuel Mella, (un chico Uruguayo que hace de contacto de la empresa Alemana SeaBridge con los que hemos contratado el envío por barco), que nos acompaña con los distintos pasos a dar, el segundo día conseguimos sacarla ya del puerto, con la desagradable sorpresa de que durante el viaje en barco, han entrado en la Autocaravana y la han revuelto toda, buscando algo que robar. Como no dejamos nada, tampoco se han podido llevar nada pero la han dejado toda sucia y revuelta.

Es increíble que una naviera como Grimaldi no pueda hacerse responsable y garantizar la seguridad de los vehículos que viajan con ellos.

Realmente lamentable.

En nuestro caso no hay problema porque solo es limpiar un poco pero hay caravanas a las que les han robado muchas cosas. De las nueve que iban en el viaje, han entrado en cinco de ellas aunque en la mayoría de los casos sin encontrar nada de valor.

En el faro de Punta CarretasDesde el puerto la llevo directa al taller IVECO de Montevideo para que le hagan una pequeña reparación que surgió en el viaje para embarcarla y que quedo pendiente hasta recibirla en Uruguay. La gente de SEVEL Uruguay, el taller de Iveco, se porta fenomenal y al día siguiente la tenemos lista y chequeada y además nos facilitan toda la lista de talleres Iveco de Sudamérica.

Un espectacular camion caravana en Punta CarretasTambién me presentan a Gustavo, el responsable de taller, para que nos pongamos en contacto con él para cualquier problema que tengamos con Laika. Gustavo además conoce el mundo de las Autocaravanas porque hizo amistad hace un par de años con una familia francesa que paso por Montevideo y que estaba haciendo los mismo que nosotros. ¡Qué pequeño es el mundo!

Jugando en las rocas de Punta CarrretasAparcar en la calle donde tenemos el apartamento es muy complicado y dejamos a Laika en un parking cercano. Preparamos todas las maletas otra vez y hacemos un par de viajes para cargarlo todo y poder salir hacia la casa de Emmanuel en las afueras de Montevideo.

Incluso para los estándares europeos, Uruguay es bastante caro y estos días han supuesto muchos gastos. Ahora, en casa de Emmanuel, nos toca ponerlo todo en orden de ruta para poder empezar nuestro modo de vida caravanero cuanto antes.

Llegando a la casa de EmmanuelLa casa está en un enorme terreno a unos 25 Kms. de Montevideo y es como un área de autocaravanas europea. Tenemos electricidad, agua y Wifi que es todo lo que necesitamos para organizarnos. Después de tres meses de vivir bajo techo, echamos muchísimo de menos nuestro autocaravana y poder vivir y dormir de nuevo como lo hemos estado haciendo por Europa durante nueve meses. ¡Qué gaaaaanas!

Victor y Maria con su Unimog en casa de EmmanuelAllí coincidimos también con Víctor y María, una pareja de grandes viajeros neozelandeses que conocimos en las oficinas de Grimaldi y que, con su imponente camion Mercedes Unimog, también van a viajar por Sudamérica durante este año.

Todavía tenemos pendiente el tema del gas. Las bombonas uruguayas son un poco más anchas que las europeas y no entran en el sitio que tiene Laika aunque finalmente, conseguimos que uno de los camiones de reparto de GLP (Supergas le llaman aquí) nos llene la bombona de GLP que tenemos nosotros.

Casa de Emmanuel. Un sitio preciosoEl chico del camión nos dice que en Argentina no debemos tener problema con eso porque muchas gasolineras sirven Supergas para los vehículos. Veremos. De todas formas las bombonas en argentina son del mismo tamaño que las europeas y en el peor de los casos podemos comprar una si hace falta.

En el apartamento ya empezamos las clases con los pekes y aquí seguimos con ello para ir adelantando materia. Se nota mucho lo que han madurado en un año y todo va discurriendo mucho mejor y con menos necesidad de pelear. Toco madera…

En casa de Emmanuel hay varias autocaravanas mas esperando a sus dueñosPor fin acabamos de reorganizar todas las cosas que venían embaladas para el viaje en barco y solo nos queda llenar el frigorífico y ponernos en ruta o eso creíamos nosotros porque a última hora de la tarde, nos damos cuenta de que precisamente el frigorífico, aunque funciona cuando estamos enchufados, no funciona en modo gas y necesitamos que eso vaya bien para así evitar el tener que entrar en los campings a enchufarnos.

Revisando el quemador del frigorificoYa nos vamos acostumbrando a que a última hora siempre pase algo y nos lo tomamos con filosofía. Desmonto la tapa trasera del frigo y hago las pruebas lógicas pero todo apunta a que se ha estropeado un componente que es el generador de chispa. Buscamos en Internet y resulta que hay un concesionario de Dometic en Montevideo. Aleluya! Llamamos y quedamos en pasarnos a primera hora del día siguiente rezando para que tenga piezas de recambio en stock.

Los pekes pueden jugar por fin con sus cosas en la autoca

Los dueños resultan ser dos hermanos súper majos (Christian y Juan Pablo) que nos atienden fenomenal y aparte de cambiar la pieza que estaba estropeada, hacen una limpieza a fondo de los conductos de gas que estaban un poco sucios. Nuestro frigo vuelve a funcionar y nosotros podemos ponernos en ruta.

Hemos contactado a través de Internet con colectivos caravaneros de Uruguay y de Argentina y ya tenemos una buena lista de sitios y familias para conocer en la ruta. Está claro que compartir idioma ayuda y hay que aprovecharlo. Este puede ser un gran año lleno de buena onda y grandes amigos.