Última etapa en Italia (Trieste)

Domingo, 3 Noviembre, 2013

Llegamos a Trieste igual que salimos de Grado, lloviendo. Por el camino hemos vista la desviación hacia Eslovenia que tendremos que tomar en unos días.

Por callejuelas estrechasEn Trieste no tenemos muy claro donde nos vamos a quedar a dormir porque las opciones que hemos encontrado en Internet no nos inspiran demasiada confianza. Probamos con la primera de ellas y el GPS nos mete por unas callejuelas por donde la autoca pasa justo, justo. Nos parece imposible que para llegar a un área destinada a las autocaravanas haya que pasar por calles así, pero después de un rato de conducir con un par de bultos extras en la garganta y rezando para no encontrarme con ningún coche mal aparcado, llegamos al área que efectivamente ahí está. Eso sí, cerradita con una barrera y con un cartel donde pone un teléfono para llamar y solicitar un código. No vemos clara la entrada ni la salida, así que decidimos ir a por la segunda opción, pasando de nuevo un rato de conducción temeraria rozando balcones.

Por TriesteMientras vamos en busca de la segunda opción, pasamos frente al cementerio de Santa Ana y vemos en una de sus calles laterales, varias autocas aparcadas. Después de lo que hemos visto, nos parece un buen sitio y no nos lo pensamos más. Giramos y aparcamos.

Comemos y nos preparamos para dar nuestro paseo de reconocimiento mientras todavía hay algo de luz. Por estas latitudes y en estas fechas, si te echas la siesta, ya no hace falta que te levantes hasta el día siguiente porque será ya de noche seguro.

Edificio TriesteNos pertrechamos para la lluvia aunque en ese momento no llueve y damos un paseo por los alrededores. Estamos bastante cerca de los estadios de futbol y baloncesto de la ciudad y pillamos la salida del partido (Es domingo por la tarde). No debía ser muy importante porque no sale mucha gente.

Seguimos un poco más abajo y vemos el parking de un Lidl donde hay unas cuantas autocas aparcadas. Buscamos la entrada pero todas las que vemos tienen barra de limitación de altura así que a preguntar tocan. Con mi Italenglish, le pregunto a uno de los caravanistas y me explican el truco: hay que entrar por donde entran los camiones de descarga para el centro comercial, un poco más abajo. Vemos la entrada y decidimos que para mañana nos traemos aquí la autoca que se está mejor y además podemos aprovechar para hacer la compra y con esta idea en la cabeza nos volvemos para la autoca y aprovechamos el resto de la tarde para hacer algo de repaso y un rato de Lego.

En la cafeteriaA la mañana siguiente, después de desayunar, hacemos la mudanza que realmente es poco trayecto (menos de un Km.) y ya tranquilamente en el parking del Lidl, los pekes hacen la clase de hoy con Elena y yo aprovecho para entrar a hacer la compra.

En el Lidl ya tienen cantidad de cosas de navidad: lucecitas, guirnaldas, bolas y toda la parafernalia.

Les he prometido a los pekes que si encuentro un calendario de adviento se lo compro pero aparte, encuentro también unas hojas de adornos adhesivos para las ventanas que creo que van a quedar geniales cuando adornemos la autoca dentro de mes y medio y los cojo. Cuando se lo enseño todo a los pekes les hace mogollón de ilusión y a Elena también que estas cositas le encantan.

Vista del AdriaticoA la tarde solo chispea así que decidimos coger el autobús y llegarnos al centro de Trieste para conocerlo. Ayer ya vimos que la que nos interesa es la línea 10 que se coge a pocos metros del parking. Nos montamos y cuando voy a pagar los billetes, la conductora me dice que ella no los vende y que hay que comprarlos en un Tabachi (El estanco Italiano que ya conocíamos de Venecia). No tenemos ninguno cerca así que le ponemos ojitos y nos deja pasar sin billete.  Lo primero que hacemos al llegar al centro es buscar uno y comprar los billetes de vuelta por si acaso.

La pequeña tregua del tiempo, nos da para recorrer el canal, ver tres edificios y sacar cuatro fotos antes de que empiece a llover de verdad. Nos pilla viendo una exhibición de perros policía que están haciendo en la Piazza de la Unita. Aguantamos un poco a ver si amaina pero enseguida va arreciando y si nos quedamos, nos vamos a empapar incluso con los paraguas así que nos refugiamos en un bar por el que habíamos pasado antes y que tenía buena pinta para estar con los pekes.

Los cuatro por finPasamos un rato agradable jugando a los juegos de mesa que solemos llevar en la mochila y cuando nos cansamos, salimos en busca de la parada para volver hasta nuestra casita. Después de preguntar, la encontramos sin problemas y en 15 minutos estamos allí y seguimos con nuestras rutinas de las tardes: repaso, juego, cena y a dormir.

¡Vaya nochecita! Toda la santa noche lloviendo pero con ganas y parando hacia las 7:00 de la mañana cuando ya empiezo a dar vueltas.

El castillo de MiramareCon esta perspectiva pensamos en irnos hoy hacia Eslovenia pero a lo largo de la mañana el cielo se va aclarando y a mediodía se ha quedado un día genial así que tiramos de plan B y nos vamos con la autoca a conocer el castillo de Miramare que tiene muy buena pinta. Llegamos al parking que teníamos señalado y el chico que guarda la entrada nos dice que son 10€ por 3 horas y que si no, la opción es aparcar un poco más atrás (a 200 mts.) y que allí es gratis. 

Por el parque de MiramareLógicamente optamos por la segunda opción y cuando vamos desde nuestro aparcamiento hacia la entrada del castillo nos cruzamos con una autoca con matrícula española (la primera que vemos en todo el viaje desde que entramos a Francia) y me acerco a saludarles pero resulta que son una pareja de ingleses que han alquilado la autoca en Madrid y están recorriendo Europa. Charlamos un rato y les cuento nuestro proyecto y nos dan muchos ánimos y unos cuantos consejos para Croacia porque ellos vienen de allí. Aprovecho para desempolvar un poco el inglés que lo vamos a necesitar a partir de ahora bastante más.

Castillo Miramare al atardecer

Llegamos al castillo y efectivamente es precioso, tanto el castillo como el entorno y el parque donde está enclavado. Nos recorremos gran parte de los senderos del parque con los pekes corriendo, saltando y subiéndose a todo como empieza a ser costumbre en ellos  y disfrutamos de un bonito paseo por un entorno precioso.

El sol está ya muy bajo y el atardecer sobre el adriático desde la terraza del castillo se adivina ya increíble y nos permite disfrutar de unos momentos realmente mágicos antes incluso de que llegue a tocar el horizonte.

Aparcados en la MarinaVolvemos a la autoca y hacemos el trayecto de vuelta por el Viale Miramare buscando un aparcamiento donde a la vuelta hemos visto unas cuantas autocas y que nos parecía perfecto para pasar la noche. Lo encontramos y tenemos además la suerte de que está al borde del mar, frente a una marina llena de veleros y justo al lado del paseo marítimo que recorre toda esta parte de la costa incluyendo varios parques para los peques. Todo un lujo para nuestro hotelito de 5 estrellas.

Pasamos una noche muy tranquila con el ruido de las drizas de fondo sabiendo que al día siguiente nos pondremos rumbo a Eslovenia. ¡El pez humano nos espera!

 

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